Gino Romano se ha vuelto una especie de nómade. En los últimos meses estuvo en giras en Europa y Sudamérica. Jugó en “La Pedrera”, en Olavarría y la semana venidera retomará los viajes. Estuvo algunas horas en La Madrid y se tomó el tiempo para charlar con infoGL de su actualidad en el tenis, cómo vive el día a día y cómo proyecta su futuro. 
“No paro en ningún momento”, admite entre risas y confiesa que el trajinar “no es fácil”. Igualmente está feliz con la decisión que  tomó hace algunos años: convertirse en tenista profesional.
Desde abril jugó en Turquía, Serbia, Perú, Brasil y Argentina, por nombrar algunos de los destinos. Actualmente se encuentra en la posición 1585 del ranking ATP y ha logrado puntos para la carrera que le permite renovar el ánimo. “Me hace estar más fuerte. Mantener un nivel que puedo competir me pone contento y con ganas de meterle para adelante en lo que queda del año”, sintetiza sobre lo que ha dejado la temporada hasta el momento.
“Cada persona tiene sus tiempos: hay jugadores que a los 18 años están compitiendo madurativamente bien, a otros les cuesta un poco más. Tenística y físicamente maduré de golpe; ya hace más de un año que estoy muy bien pero no encontraba la estabilidad de competir en todos los torneos por igual, ahora estoy un poco más tranquilo. Lo más importante es mantenerse”, subraya. 
“El tenis es un deporte en el que hoy quizá estás bien y mañana no porque es de mucha precisión y otros factores. Lo importante es competir y saber que podés pelear los partidos”, completa.
En ese sentido Gino marca que la exigencia “es física y mental”. “Hay constante desgaste energético: cuando jugás bien y te va bien está todo lindo pero hay semanas que te va mal y ahí la cabeza juega un papel importante para estar fuerte y seguir adelante. Físicamente estoy preparado para jugar todo lo que sea pero obviamente hay un desgaste”, describe y recalca que “lo importante es estar firme de cabeza, seguir compitiendo y sacar el máximo”.
Más allá de las canchas:
Gino Romano tiene 21 años y desde que era un adolescente se estableció en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Además de entrenar y jugar, estudia. En los ratos libres está con su novia. “Ella me despeja porque con ella no hablo de tenis. También me junto con mis amigos; lo mismo cuando estoy en los torneos tratando de despejarnos. Cuando puedo trato de sacar la cabeza del tenis porque sino sería un problema”, cuenta sobre cómo es su vida más allá de las canchas. 
“No tengo un hobbie pero me gusta jugar al golf. Hago meditación y juego juegos para estar pensando. Siempre tengo que estar enfocado, hasta en los momentos que no lo tengo que hacer”, apunta sobre cómo ocupa sus tiempos.      
Enseguida Gino vuelve sobre su pasión y describe que “el tenis es diferente a lo que parece: estoy por todos lados pero a la vez en ninguno porque te lleva mucho tiempo el torneo; a menos que te vaya muy mal no tenés tiempo para ver otras cosas, y tampoco ganas porque estás cansado porque viajás constantemente”. 
“A veces se torna un poco pesado, no son vacaciones. Estás con la valijas, las raquetas, las mochilas… jugás y no te preocupas por otras cosas, sí algunas cosas típicas pero no tengo tiempo de recorrer mucho. Sí es lindo conocer otras culturas e idiomas y te da otra perspectiva de lo que querés y no”, contesta sobre cómo es una gira.
Una valija de 23 kilos, un bolso de 15 y varias mochilas es parte del equipaje del juvenil lamatritense cada vez que viaja.
En esas pertenencias “no puede faltar la yerba y el mate, tampoco la máquina para encordar la raqueta ni los suplementos deportivos, proteínas”, detalla. “Soy una especie de nómade”, se define. “Estuve tres meses afuera, volví, estuve un par de semanas y volví a viajar a Perú y Brasil; ahora jugué acá y me voy a Uruguay, Mendoza, Luján y probablemente Bolivia”, ejemplifica.
Match point: 
La semana anterior Gino Romano disputó un torneo en “La Pedrera”. La presencia en los courts del predio olavarriense le permitieron hacer una especie de parate en la huella porque pudo estar con su familia los días que jugó, pudo estar aunque sea unas horas en La Madrid y de ahora en adelante retomar con fuerza la última parte de la temporada.  
“Desde que me fui nunca más había jugado en Olavarría, y yo entrenaba ahí. Fue muy loco porque este tipo de torneos se había hecho en 2016 y yo era un nene, veía a los jugadores y para mí eran súper estrellas: me quería sacar fotos y daba cualquier cosa por pelotear, y ahora soy yo el que estoy y que los chicos quieran pelotear conmigo”, dice sobre cómo tomó la posibilidad de jugar en las canchas que conoce como la palma de su mano.
“Me encontré con gente que hacía mucho tiempo no veía y no se acordaban, y cuando el árbitro decía mi nombre me reconocían”, apunta sobre cómo fue la reacción de la gente que habitualmente transita por “La Pedrera”.
A la vez, la posibilidad de disputar el torneo olavarriense le sirve al chico surgido hacer un recuento de su carrera. “Estoy tranquilo porque el laburo que hice está dando sus frutos”, sintetiza.
En esa línea, Gino marca que “la carrera del tenista hasta que no dejás de jugar, no tenés mucho tiempo para frenar y ver lo que hiciste; si fuera así medio que me conformaría y no quiero que sea así. Sé todo el laburo que hice y el camino que recorrí, y estoy súper contento pero para nada conforme, quiero seguir porque falta muchísimo”.
“Tengo tres puntos que para muchos puede ser un montón yo apunto a mucho más. El camino es largo y recién arranca”, se entusiasma.
El tenis “te permite aprender constantemente, en todos los partidos podés sacar cosas. Ganes o pierdas es constructivo, lo mismo en los entrenamientos; lo mismo si mirás un partido, te permite aprender todo el tiempo”, subraya.
La motivación principal “es que quiero llegar a top 100. Siento que mejoré mucho pero aún no alcancé mi techo y tengo muchísimo por mejorar”, cierra Gino Romano.