Investigación sobre el uso clínico del cannabis en la Universidad Nacional de Córdoba
26 de agosto de 2016
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Cannabis medicinal, una alternativa que se abre camino. En la Escuela de Tecnología Médica de la UNC se realiza una investigación para evaluar sus efectos terapéuticos.

Por: Ramiro Rojo
El fin de semana nos tomamos unos mates con Federico Flores, estudiante de diagnóstico por imágenes en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Actualmente desarrolla los últimos detalles y preparativos de su trabajo final para la carrera de Bio-imagen en la Escuela de Tecnología Médica de la UNC, que consiste en “Uso clínico del cannabis como complemento a la Radioterapia y/o Quimioterapia”.

Durante los años 2014 y 2015 formó parte del equipo “Consuma Precaución” del programa de la UNC cuyo objetivo era acercar información y ayudar a personas con problemas de consumo tanto en ámbitos institucionales como barriales.

Además desarrolla actividades desde el año 2011 en organizaciones que trabajan en nuevas políticas sobre cannabis, y actualmente desarrolla dichas actividades en la Comunidad Cordobesa de Intercambio.

LID: ¿Cómo está hoy en día el cannabis tanto legal como socialmente en nuestro país?

FF: Hace algunos meses ocurrió un hecho de mucha importancia: la primera autorización para importar un aceite de cannabis por parte de la Administradción Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), para Josefina una nena que padece un tipo de Epilepsia. Este caso se hizo muy conocido y llego a varios medios. Hoy en día la ANMAT está autorizando alrededor de 100 tratamientos con cannabis y este número aumenta de manera desmedida y lo seguirá haciendo hasta que no establezcamos los parámetros de producción para nuestro país.
Lo curioso es que esta autorización solo es permisible para algunas pocas patologías como epilepsia, sabiendo que en realidad este medicamento sirve para un sinfín de enfermedades.

En Chubut la semana pasada se aprobó el uso clínico del aceite de cannabis, en el cual las obras sociales tendrán que tener algo de responsabilidad.

Más allá del nuevo auge del “cannabis medicinal” hay gente que en nuestro país viene produciendo esta medicina desde hace bastante tiempo antes. Pensar que ocho años atrás hablábamos de cannabis medicinal y muchos se reían. Hoy en día por ejemplo le hablo a la gente que la Psilocibina es terapéutica y algunos no entienden, quizás en 10 años mas ya sea “normal”, ojala.

Ahora volviendo al tema, algo para recalcar y que no es menor es saber que no todas las enfermedades se tratan con el mismo aceite de cannabis (importado). Está demostrado que para cada patología se utilizan algunas genéticas en particulares y es por eso que el mismo aceite no sirve para todas. Agregando a eso que debe existir una mera sinergia entre los diferentes compuestos de la planta para lograr los efectos terapéuticos deseados. Se ha demostrado que los cannabinoodes en conjunto actúan mejor terapéuticamente, que cuando se aíslan en forma de medicamentos como ‘’Sativex’’.

El mismo aceite importado (Charlotte) ha demostrado no ser efectivo en todos los tratamientos, siendo este sustituido por aceites caseros que funcionaron bien.

El cultivo del cannabis la misma está “penado” en nuestro país, a pesar de declararse inconstitucional la tenencia para consumo personal, y además de estar en medio de dos países que ya cambiaron sus leyes prohibicionistas como Uruguay y Chile.

LID: Este año presentas tu trabajo final, ¿nos podes contar sobre este?

FF: El trabajo está basado en contrarrestar los efectos secundarios de algunos tratamientos utilizados para el cáncer. Conociendo las diferentes propiedades del cannabis para la salud basándonos no solo en la práctica diaria sino también en estudios científicos realizados en otros países.

Desde el 2012 empezamos a presentar trabajos sobre cannabis medicinal y este año tenemos que presentar el trabajo final sobre cannabis en radioterapia. La radioterapia tiene muchos efectos nocivos como en la piel, falta de apetito, náuseas, etc. y todas estas patologias se pueden tratar con cannabis por sus propiedades. Entre las que se destacan sus propiedades antieméticas, antitumorales, estimulación de apetito, etc. Aplicándolo tanto en vía sublingual como en cremas.

Ya hay tratamientos médicos comprobados y funciona. Lo que se está buscando es que los científicos en Argentina puedan tener la posibilidad estudiarlo, hace falta flexibilidad para nuevas investigaciones.

De hecho ya se conoce qué genética para qué patología recomiendan utilizar, entonces es absurdo que un paciente siga esperando el cambio de ley para estar amparados legalmente para el tratamiento. Más absurdo aun cuando sabemos que hay cannabinoides de gran valor terapéutico y que no son psicoactivos como los es el cannabidiol.

Hace algunas semanas estuvimos presentes en un seminario sobre Cannabis medicinal en Rosario. Allí estuvieron presentes algunos referentes a nivel nacional del tema y que disertaron en dicho congreso como el Dr. Marcelo Morante, Lic. Pablo Ascolani, entre otros.

Fuimos básicamente a interactuar, conocer el panorama a nivel nacional y articular para aprender y crecer entre todos. Estos seminarios se vienen haciendo en varias ciudades del país con un gran marco de público y repercusiones.

En dichos seminarios tanto los pacientes como médicos coinciden en que en este estado si no fuera por los cultivadores, los pacientes no podrían tener la medicina. Los verdaderos protagonistas en salvar a algunos pacientes durante los años de prohibicionismo fue el tan señalado, castigado, estigmatizado, y marginado cultivador.

Si sabemos que hay genéticas para cada tratamiento, y que dependiendo del cultivo que esta tenga desarrollara uno u otros cannabinoides y terpenos es lógico pensar y darse cuenta que hay que cuidar a los cultivadores ya que en el futuro jugaran un papel clave.

Si queremos sacarle el máximo provecho debe existir una buena articulación entre el cultivo y el ambiente médico.

En Colombia por ejemplo con la nueva ley para el Cannabis medicinal abrieron permiso de producción tanto a empresas extranjeras como Canadá y también para los productores locales que de hace por lo menos 100 años están desarrollando variedades.

LID: ¿Desde la Universidad hay una catedra o profe que tenga esta perspectiva?

FF: Morante está en la UNLP, no sé si en Córdoba hay otros trabajos como estos. Yo no iba a presentar el trabajo final sobre cannabis por la dificultad que esto requiere con respecto a los permisos, pero la profe me dijo ¿por qué no lo haces? Es difícil hacer un trabajo sobre cannabis, porque es ilegal, para la gente todavía es raro. La profesora de Farmacología de la escuela me apoyo durante estos años.

Ella no es especialista sobre el cannabis pero es conocida en la universidad y es positivo que dé el lugar a que hagamos este tipo de trabajos. Hay profesores que todavía no la ven, no es fácil hablarlo, discernir.

LID: ¿Legalizar la marihuana es una forma de atacar el narcotráfico?

FF: Si, influye directamente. La persona que cultiva deja de formar parte del mercado negro, es difícil de controlar pero los cultivadores dejarían de comprar. No se va a cortar el mercado negro con solo despenalizar. Además el cambio de ley debería estar acompañado con enseñar y educar en todas las escuelas, universidades y distintas instituciones, algo que no puede pasar en la prohibición. Pensar que cambie una ley de consumo personal sería un cambio muy grande. Hay muchas personas que van presas, con causas por consumo personal.

LID: ¿Cómo ves el panorama mundial?

FF: Después de los cambios ocurridos en varios estados de Estados Unidos ha hecho un revuelto por todo el mundo. Con la ironía de saber que dicho país fue uno de los mayores promovedores del actual fracaso prohibicionista, hoy en día cuenta con más de la mitad de sus estados con cambios positivos en la reglamentación de la marihuana para uso medicinal. Incluso en algunos estados de Estados Unidos pueden comprar cannabis en dispensarios hasta para uso meramente “recreativo” con una licencia.

Hoy el panorama en Sudamérica esta movidito, ya era hora. Desde nuestro país tenemos por un lado a Chile que removió al cannabis de la lista número uno de drogas peligrosas, permitiendo más permeabilidad a estudios y trabajos al respecto. La fundación Daya en Chile cultiva entre 6000 y 7000 plantas de cannabis para diferentes pacientes de manera articulada con el Estado.

Uruguay como todos sabemos a regulado la legalización en 2013 y durante este año ya se espera al producto disponible en las farmacias, además de promover el autocultivo para consumo personal con cultivos individuales o colectivos.

Por otro lado, también tenemos los acontecimientos ocurridos en Colombia donde se abrió la puerta para la producción del Cannabis “Medicinal”, otorgando licencias de cultivo tanto a empresas extranjeras como a los granjeros que desde hace algunas décadas vienen trabajando de ello, ahora lo podrán hacer de manera legal y sin ningún problema quizás.

Si hay algo que está claro, es que cada ley debe estar ajustada al contexto social, cultural y político de cada región. Debemos aprender de los errores de los cambios ocurridos en otros países y estudiar y promover los efectos positivos de dichos cambios.

Fuente: Laizquierdadiario.com


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