Pintaba mates como hobby y ahora es conocida por sus espectaculares murales: la inspiradora historia de Azul Barraza
Mientras estudiaba Arquitectura, pintó mates y cuadros, que más tarde ofertó en ferias de la ciudad de La Plata.
Tras compartir sus creaciones en las redes, tuvo una repercusión increíble, que la impulsó a pintar murales, sin imaginar que con ello triunfaría tanto en Argentina como en México.
Criada en un pueblo del interior bonaerense, Azul Barraza se mudó a La Plata para estudiar Arquitectura. Una vez instalada allí, comenzó a pintar mates de madera, que después ofreció en las ferias de la ciudad.
Un día, decidió empezar a compartir sus creaciones en Instagram, y, gracias a ello, tuvo una repercusión impresionante, por lo cual decidió profundizar su trabajo relacionado con el arte.
Finalmente, se especializó en dibujar murales, actividad con la que le fue muy bien. Pero un imprevisto la llevó a abandonar todo y mudarse a México, donde, meses después y tras mucho esfuerzo, logró reconstruir exitosamente su proyecto, al punto que ahora fue convocada para pintar en los Estados Unidos.
Desde la capital mexicana, lugar en el que todavía reside, contó los detalles de su inspiradora historia a Clarín.
De los mates a los murales: cómo una arquitecta se convirtió en artista
Azul Barraza, quien hoy tiene 28 años, nació en Tandil en 1997, pero, a sus dos meses de edad, se fue a vivir junto a su familia a la pequeña localidad de General La Madrid, Provincia de Buenos Aires.
De su infancia, no se acuerda haber tenido pasión por el arte, aunque sí que dibujaba bien. "Me resultaba fácil. Recuerdo que mis compañeras de escuela me pedían que les hiciera dibujos", dijo a Clarín.
Además, reconoce que muchos de sus familiares, en especial su abuela, estaban o están, de una u otra manera, relacionados con el mundo creativo.
"Mi abuela hacía cuadros. Si tengo que pensar en alguien que me haya trasladado la pasión, puede ser ella. También me pudo haber influido mi viejo, quien es baterista en una banda de música", detalló.
A pesar de lo anterior, y luego de terminar la escuela secundaria, Azul no siguió una carrera relacionada con lo artístico, sino que retornó a su ciudad natal para estudiar Economía, pues era, y aún es, una apasionada de los números.
Sin embargo, al poco tiempo, decidió cambiar de idea y se mudó a La Plata, donde comenzó la licenciatura en Arquitectura y Urbanismo en 2016.
Allí, mientras estudiaba, empezó a trabajar como moza y, tiempo después y en los momentos libres que tenía, se sumó a la moda de entonces de pintar mates.
Corrían los primeros meses del año 2019 y, después de un tiempo de hacerlo por hobby, la joven comenzó a ir a las ferias de las plazas a ofrecer sus creaciones. Pero con la llegada del covid y el establecimiento de la cuarentena, se vio obligada a concretar todas sus ventas por internet, específicamente a través de sus redes sociales.
Lo que no imaginaba en aquel momento es el éxito que le esperaba. Gracias a lo particular de sus diseños y al buen manejo de las redes, perfeccionado con varios cursos, su emprendimiento creció de manera increíble, en muy poco tiempo.
"Pintaba con estilo propio, inventaba, y además tomé clases de marketing para mejorar la publicidad. Así, en tres meses, mi proyecto explotó. Vivía de él y, a los dos años, exporté mates a Australia y a España", comentó Azul, mientras recordó, entre risas, que la carrera de Arquitectura "iba quedando en un segundo plano".
Tras volverse popular por sus mates personalizados, la joven percibió que el arte era lo suyo. Por tanto, comenzó a pintar también cuadros y lienzos, hasta que, finalmente, le pidió permiso a su mamá para hacer un dibujo en una pared vieja de su casa.
Como toda madre, la de Azul cumplió el capricho de su hija, sin saber que aquel mural sería el primero de muchos de una exitosa carrera artística.
Tras pintar los ladrillos de su hogar familiar, la adolescente tomó una foto a la obra y la compartió en su Instagram, con un pie de imagen en el que manifestaba sus intenciones de seguir pintando muros.
Por esa publicación, la casa cultural platense "Pulsar" la invitó a hacer un mural en una de sus paredes. Aunque no implicaba remuneración a cambio, Azul aceptó entusiasmada la propuesta.
Después de terminar este dibujo, como había hecho con el de su casa, compartió una imagen de él en la web. Pero esta vez, gracias a la calidad de la pintura, la repercusión fue tal que le llegaron muchísimos mensajes de personas que le pedían si podía hacerles un mural.
Entonces, la chica se convenció: lo suyo era pintar. "Todo lo que hacía relacionado con el arte explotaba", recordó a Clarín. Sin embargo, no podía ni siquiera concebir el próspero futuro que le aguardaba.
La consagración como pintora y una obra sentimental
Azul Barraza nunca estudió algo relacionado con el arte. No obstante, y respaldada por el crecimiento de sus proyectos, aceptó el desafío de hacer murales.
Valiéndose de pintura de látex y de pinceles tradicionales, empezó a pintar casas particulares y también establecimientos de empresas.
De a poco, adoptó un estilo propio, que podía verse reflejado en las fotos que compartía en Instagram, y entonces los clientes nuevos le encargaban diseños similares a los que ella mostraba, aunque le sugerían algunos retoques personalizados.
Ella, dice, comenzó a inspirarse en la naturaleza y, por lo tanto, a utilizar mucho el color azul y el verde, pues asegura que transmiten serenidad y transparencia.
Al igual que con los mates, debido a la excelencia de sus obras y a un óptimo manejo de las redes, el proyecto de Azul de pintar murales explotó rápidamente.
Aunque tenía ofertas de distintos puntos del país, por cuestiones de distancia, concentró su trabajo en La Plata y en la Ciudad de Buenos Aires, donde pintó para varias compañías como Havanna, L'Oréal y Starbucks, y también hizo algunos dibujos en localidades de la costa, como Mar del Plata y Pinamar.
Asimismo, algunas de estas marcas aprovecharon su buen manejo de redes y su forma de comunicar para contratarla como publicista, por lo que también desarrolló un perfil de influencer, y logró tener miles de seguidores en Instagram, donde aparece como @soyblue.la.
"Fue cuando tuve ese boom que dejé Arquitectura, y al día de hoy me falta solo la tesis", dijo a Clarín la artista, quien retomó la carrera hace poco, pero volvió a dejarla por cuestiones de tiempo.
Cuando ya la brocha era su sustento económico, decidió sumergirse también en el mundo del arte digital y en la venta de obras en el mercado de las criptomonedas. Por un lado, porque aún le gustaban los números y la economía; por otro, porque tenía una historia importante para contar, que no quería poner en palabras y que tampoco podía dibujar en los murales predeterminados.
Entonces, en 2022, presentó al público su primera colección realizada de manera virtual. Esta se trató de un conjunto de ilustraciones en las que se mezclaban figuras de mujeres con flores y otros elementos de la naturaleza, de una forma tal que daba la impresión de que las imágenes querían expresar algo.
Es que la obra fue el resultado de pinceladas que la artista dio cuando atravesaba un duelo, tras experimentar, según dijo, situaciones de violencia de género. "El arte es inseparable de mí misma y de mis experiencias", dijo al hacer referencia al tema.
Por ello, cada ilustración iba acompañada con un capítulo escrito en el que se contaba una parte de ese triste momento de su vida, aunque solo tenía acceso a él quien comprara la pintura.
La colección tuvo una repercusión asombrosa y Azul pudo venderla rápidamente. Lo hizo en una plataforma en la que se abona con criptomonedas, y sería una de las tantas que colocaría en ese mercado que, por entonces, pasaba por una fase alcista.
"Pintar me hace sentir libre, es mi canal de expresión. El arte es necesario en un mundo con tanta crueldad", expresó la joven mientras recordaba aquella obra digital, y también agregó que su artista favorita es Frida Kahlo, "por ser mujer y trascender, con su pintura y forma de expresarse, esa 'barrera' en aquella época".
Cuando estaba en el auge de su carrera como pintora de murales, la vida de Azul Barraza daría un giro radical.
Es que su novio recibió una oferta laboral desde Ciudad de México y, tentado de aceptarla, le ofreció irse a vivir allí juntos.
Aunque la joven tenía una vida placentera y acomodada en la Argentina, decidió aceptar la propuesta y dejar todo.
"Cuando mi novio me comentó la idea le dije: '¿Qué?¿Justo ahora?', pero no se por qué, instintivamente, acepté", recordó la lamadritense a Clarín.
Por tanto, la pareja realizó los preparativos y, en diciembre de 2023, cuando Azul tenía 26 años, se mudaron al país azteca, donde arrancarían de cero.
A pesar de todo, la artista no resignaría su pasión tan fácilmente, por lo que, apenas llegó, empezó a moverse para lograr allí, al igual que lo había hecho en Argentina, vivir de la creación de murales.
Sin embargo, como en la capital mexicana nadie la conocía, el camino, al principio, le fue muy difícil.
"En México, a lo primero, fue duro. Pintaba una vez por semana o por mes, cuando antes estaba acostumbrada a hacerlo todos los días. Los mexicanos valoran mucho su arte y sus trabajadores", contó la artista.
Pero Azul siguió adelante y, gracias a una estrategia similar a la que había implementado en sus inicios, pudo volverse popular en varias ciudades.
Empezó a contactar a distintas personas y así logró ser contratada por la empresa Starbucks de México, para que pintara cuatro murales.
Tras realizar esta obra, subió una foto de ella a las redes y, como años atrás, obtuvo un resultado espectacular: muchas personas quedaron fascinadas con los murales y le escribieron para que les hiciera uno.
Desde entonces, su carrera como artista en México no paró de crecer. Además, a diferencia de lo que le sucedía en su tierra natal, donde la extensión es muy grande, en este país pudo viajar para trabajar a muchas ciudades, sin perder tanto tiempo.
Así, aparte de en la capital, ha pintado murales en distintas localidades, entre ellas, Cancún, Guadalajara, Monterrey y Puerto Escondido. Sin embargo, su favorito es el que hizo en Isla Mujeres, pues constituyó la obra más grande de su carrera y una de las pocas que, a través de una aplicación de celular, puede verse en realidad aumentada.
Hoy día, Azul ha logrado nuevamente vivir de lo que le apasiona y, a fines de este año, dará un paso más en su exitosa trayectoria: viajará a Houston, Texas, Estados Unidos, para pintar un mural que le encargó un cliente de allí.
Antes de finalizar la conversación con Clarín, quiso dejar un consejo motivador para los artistas que están comenzando su carrera: "Nunca se rindan. Es un camino difícil, pero la perseverancia es la mejor aliada. Todo se consigue con pasión, demuestren cada paso que dan y compartan su arte mediante la increíble herramienta que son las redes sociales. Y por último, tengan paciencia", resumió.
Fuente: Clarin
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