Esperanza Caridad tiene 92 años y no los parece. Realiza ejercicios físicos, participa de talleres cognitivos y también colabora en las tareas de la casa. Además, ahora que hay una mayor flexibilización en la cuarentena, recibe a sus nietos y bisnietos. “Siempre está activa”, resume Mimí García, su hija.
“La idea es seguir manteniendo activas a la población adulta mayor”, cuenta la profesora Juliana González que es la responsable de los talleres dependientes de la Dirección de la Tercera Edad de La Madrid.
Las propuestas son actividades físicas y cognitivas que, con la cuarentena, son acercadas por González a los domicilios de algunas de sus alumnas. 
“Mamá concurre a los talleres hace como cuatro años. Va al de movimiento terapéutico y al de la memoria, los dos con Juli (González); a ella le gusta todo lo que son las manualidades y le ayuda muchísimo a su edad. Al de Movimiento le retaceaba un poco pero ahora hace los movimientos y se re engancha”, menciona.
Esperanza fue una habitúe de las bochófilas lamatritenses “pero luego dejó de jugar y ahora, con el taller redescubrió el deporte. A ella le gusta mucho, lo que dice es que no quiere quedarse ni perder su capacidad de hacer sus cosas”, apunta García.
“Lo que ella puede hacer, lo hace y para eso tiene que estar en movimiento. Por ahí está sentada tejiendo y se levanta para caminar un ratito”, describe.
Esperanza Caridad y Juliana González “tienen una conexión muy especial. La espera todas las semanas y se saludan por la ventana. Espera las actividades porque por esta cuarentena no puede hacer mucho, igual le damos algunas tareas para que ella se sienta bien, contenta y contenida”, apunta Mimí.
“Las actividades les encantan. El taller de la memoria le ayuda a recordar lo que hace mucho tiempo y cada vez que mira una foto se acuerda de anécdotas familiares”, menciona.
“Estar con el resto de la familia, y ahora que puede ver a los nietos y los bisnietos le ayudan mucho. A ella le gusta mucho porque juegan al bingo o a las cartas. El reencuentro fue muy lindo porque estuvo casi dos meses sin verse, sólo a través del teléfono o por la ventana, y cuando por fin se pudieron reencontrar, con todos los cuidados, fue muy lindo”, cerró Mimí García.