Ian tiene 7 años y acompaña a la Reserva del Club Alumni. El pequeño es hijo de Guillermo Loyola, uno de los goleadores del partido entre el conjunto de Benito Juárez y el Deportivo Barracas. “Bien papá, dale que lo ganamos… vamos carajo”, esas fueron las palabras que utilizó cuando Guille metió el tercer tanto de su equipo, y que le dio la victoria definitiva al visitante.
Sentado en su silla, al lado del banco de suplentes, Ian vive el partido con intensidad y cuando termina lo acercan hasta el centro de la cancha donde el conjunto albirrojo celebra el merecido triunfo.
“El siempre va a la cancha. Hay domingos que yo trabajo y no voy pero Ian siempre está con el equipo”, relata Guillermo Loyola, su padre.
Ian tiene una discapacidad motora pero eso no le impide disfrutar y preocuparse por lo que sucede dentro del rectángulo de juego. Más cuando su papá es protagonista de alguna de las jugadas.
Me alienta. A veces me grita para acomodarme en la cancha y alguna vez que otra me puede llegar a putear por algo que yo haga en la cancha y a él le parezca q está mal. Vive el partido a full”, relata Guille.
“Somos un equipo de amigos, hace como 15 años jugamos juntos. Alumni nos llamó para jugar en Reserva porque jugamos juntos en el equipo (Juventud) del campeonato agrario de Benito Juárez. Somos un equipo de amigos, hermanos, parientes que jugamos todos juntos parientes e Ian siempre está con nosotros. La cancha está a pocas cuadras de casa y siempre va conmigo; justo este año cuando empezamos a jugar en la Liga Lapridense me lesioné y no había podido ir pero siempre me acompaña”, destaca Guillermo Loyola.
Nicolás Binderup, el goleador del torneo de Reserva acaba de convertir el segundo gol de Alumni, corre hasta un rincón y festeja un verdadero golazo; después de abrazarse a sus compañeros busca la mirada cómplice de Ian. El pequeño retribuye el gesto.
Termina el partido; pocos segundos antes su papá, Guillermo anota el 3 a 2 e Ian es el más feliz de todos.
Alumni se acerca al centro del campo. Ian es acompañado y en su rostro se dibuja la sonrisa más grande de todas. El niño es uno más del grupo y todos se lo saludan. El equipo de Juárez tiene al fan N° 1 y está a solo 90 minutos del final del torneo de la Liga Lapridense.
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